Los cambios, que durante las últimas tres décadas han afectado las leyes laborales y las protecciones asociadas a ellas, han creado una creciente sensación de inseguridad en las sociedades occidentales. El profesor Castillo, tomando como ejemplo la situación francesa, analiza este fenómeno y propone, en primer lugar, una distinción básica entre la inseguridad civil y la inseguridad social. Se centra en este último tipo de inseguridad y reflexiona sobre los cambios económicos y sociales que están involucrados en la preponderancia actual de puestos de trabajo flexibles. Este artículo llama la atención sobre los riesgos que implica una visión unilateral y simplista de la sociedad y el estado, además de la muy importante función que desempeña la propiedad civil en el desarrollo de una verdadera democracia
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