Este artículo explora las implicaciones culturales de la idea de democracia. En lugar de tratar ésta como algo autoevidente y moralmente neutral, sostiene que la democracia -y especialmente la democracia representativa- implica poderosas asunciones culturales sobre la relación entre personas y colectividades. Pero, siguiendo el ejemplo del trabajo reciente en antropología del consumo según el cual se podría hablar de diferentes formas de capitalismo culturalmente contingentes, así también puede darse el caso de que la democracia tome diferentes formas en entornos culturales diferentes. Este argumento es desarrollado por medio de ejemplos etnográficos tomados de las elecciones de Sri Lanka de 1982, enfatizando la dimensión moral de la práctica política de sus habitantes
There are no comments on this title.