Este trabajo sostiene que el desarrollo contemporáneo de Indonesia cada vez más se plantea como un imperativo ético, más que como un problema político y económico. El autor quiere demostrar este cambio describiendo un movimiento, la reforma espiritual de varios islamistas moderados, movimiento activo en empresas estatales, oficinas gubernamentales y empresas privadas. Estas iniciativas combinan principios de gestión empresarial y técnicas de seminarios populares de entrenamiento con la práctica musulmana. El autor llama este conjunto Mercado del Islam y lo contrasta con lo que se ha denominado Islam cívico. Argumenta que el Islam busca un mercado para crear menos conmensurabilidad entre el Islam y la democracia y es, en cambio diseñado para combinar la práctica religiosa musulmana y la ética capitalista. Mercado del Islam esta, pues, menos preocupado con el poder estatal y la articulación de la política y la religión, y más centrado en recabar las disposiciones éticas favorables al liberalismo económico. La conclusión es que el mercado no es ni el Islam fundamentalista ni el conservador, sino que implica la eliminación de una serie de límites que son constitutivos de la modernidad de Indonesia
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