El tema de este artículo permite una multitud de interrelaciones e interpretaciones. Es más, un sinnúmero de problemas pueden plantearse con urgencia ante los cuerpos de los 12.574 colombianos asesinados por diversos motivos en el primer semestre del año 1995, hecho evidente que rebasa el mundo de lo simbólico para reclamar acciones concretas que conduzcan a la transformación del mundo de una vez por todas
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