Puesto que la mejora de la equidad no se percibe como contradictoria con el crecimiento, existen estrategias y políticas que pueden influir sobre los patrones de desarrollo y corregir sus resultados distributivos para construir un proceso de transformación en el que el crecimiento rápido y sostenido y una distribución más justa del bienestar se complementen y se refuercen recíprocamente. Para que se logre esa complementariedad, las mejoras de equidad deberían ser compatibles con la creciente competitividad internacional y con los esfuerzos de ahorro e inversión requeridos para el crecimiento acelerado. La inversión en recursos humanos es la clave para esa compativilización
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