Durante cerca de cuatro décadas los países de la región han intentado diversos caminos para aumentar sus relaciones recíprocas, con vistas a establecer, progresivamente, un sistema latinoamericano unificado. Sin embargo, se debe reconocer que a diferencia de la experiencia europea en la materia, no se fue pasando, sucesivamente, de las formas más elementales a las más compromisorias de integración regional; por el contrario, los cambios de modalidades se fueron verificando en función de las dificultades y limitaciones en el desarrollo de proyectos emprendidos, independientemente de sus alcances o del número de países participantes. Afortunadamente, desde mediados de los años ochenta se abren perspectivas para la conformación progresiva del espacio latinoamericano unificado, a partir de los diferentes proyectos subregionales y bilaterales existentes. El esfuerzo a realizar para concretar el proyecto regional y el problema a resolver, en consecuencia, es cómo lograr una ordenada articulación de las experiencias en curso, de modo de hacerlas convergentes en la dimensión latinoamericana