Siempre ha existido una relación profunda entre la filosofía y la teología, la cual es tanto original como connatural a la filosofía. Esta relación se vio profundamente alterada en la Edad Media, cuando la fe sometió a la filosofía a la condición de sierva. Sin embargo esta misma época vio surgir la llamada "teología negativa", como una alternativa no doctrinal de la experiencia de Dios, muy unida a la mística y diferente de la teología revelada. Posteriormente surgen la teología dialéctica y la filosofía de la religión como formas más elaboradas de la relación inicialmente señalada
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