Al comenzar en América del Sur y Colombia los festejos del Bicentenario de la Independencia, es conveniente dilucidar que ésta no es ni puede ser una conmemoración unilateral. Fueron distintas las perspectivas políticas e ideológicas que la alimentaron; diferentes los intereses y los actores que se comprometieron con ella; contradictorios sus resultados. El siglo XVIII, que la precedió, la anunció y la preparó, fue un hervidero de conflictos sociales. Los esclavos, los indígenas, los mestizos de diferentes tintes, los criollos, los blancos de orilla, los religiosos regulares y seculares e incluso algunos españoles europeos plantearon sus posiciones críticas ante las políticas de la Corona, organizaron motines, se rebelaron y más de una vez se declararon independientes
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