La historia del hombre se remonta a muchos millares de años y su presencia generó en el ambiente en sí mismo un conjunto de transformaciones, que han permitido la instauración de complejos sistemas sociales. En los primeros tiempos de la existencia, donde cada elemento climático no tenía una explicación científica, el hombre tenía necesidad de abastecer respuestas sobre sus orígenes y sobre el mundo en que vivía; venían así instaurándose creencias, mitos y ritos que todavía hoy muchas poblaciones en parte conservan, sobre todo aquellos que conciernen a las concepciones cosmogónicas, antropogónicas y teogónicas; en particular se conserva un respeto religioso para los elementos agua y tierra, considerados generadores de vida y de fertilidad. Este texto se refiere a la permanencia del culto al agua en comunidades y poblaciones del área andina
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