A partir de la descripción de las aproximaciones de escuelas como la neoclásica, la economía política marxista y el análisis de cómo estas definen los encuentros entre la economía y espacio, el autor plantea la necesidad de definir un campo particular de estudio sobre la economía urbana que se concentre en la preocupación "por el territorio, la región y las ciudades como unidades que compiten entre si por la de capitales, de inversiones, de desarrollo de actividades económicas". El desarrollo de una corriente específica, que se desenvuelva no a partir de aportes específicos a la política urbana sino de la consideración de la ciudad como una unidad de análisis, es para Cuervo posible gracias a que la consideración de espacios supone un diálogo mas fluido entre las principales corrientes económicas y las ciencias sociales que tienen que ver con las realidades y circunstancias del espacio. Estas últimas observaciones hacen que el acertado y claro texto de Cuervo - alejado de tecnicismos- se enmarque claramente en el objetivo del libro proponiendo que la ciudad ofrece los elementos necesarios para recordar el carácter de ciencia social que tiene la economía.
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