La presencia de fragmentos de cerámica de tradición prehispánica es evidencia innegable de la ocupación de la zona por poblaciones humanas durante el pasado prehispánico. Aunque es claro que dichas comunidades se asentaron en espacios específicos del territorio en los cuales concentraron los asentamientos permanentes que generaron contextos arqueológicos (algunos de los cuales fue posible identificar durante la presente investigación), estas comunidades realizaron actividades de interacción con su entorno como agricultura, intercambio, transito, procesos de reocupación y abandono del territorio, apropiación simbólica del espacio, etc., los cuales conllevan a que toda la zona deba ser entendida como un complejo ocupacional durante el pasado al interior del cual los grupos humanos pudieron estar desarrollando diversas actividades culturales que generaran mayores o menores concentraciones de material arqueológico rastreable en la actualidad.