La diplomacia hispanoamericana es tan antigua como la revolución misma. Ello quiere decir que surgió exactamente en 1810, al mismo tiempo que las juntas de gobierno que proliferaron entonces a lo largo y ancho del continente. No obstante, el nacimiento de la diplomacia de los Estados revolucionarios de la América española conoció dos fases: La primera coincide con el cautiverio de Fernando VII en Valenca y está caracterizada por una explicable prudencia. La segunda se desarrollo a partir de 1814 en el contexto de la derrota de Napoleón que instauró un periodo de paz en Europa muy poco favorable a las gestiones de los agentes revolucionarios hispanoamericanos. La historia del nacimiento de la diplomacia hispanoamericana no puede prescindir del estudio de la propaganda que los primeros agentes concibieron y publicaron en Europa con el fin de facilitar el reconocimiento de sus respectivas repúblicas. En este artículo se muestra cuáles fueron los lineamientos de aquella intensa campaña y cuales los medios empleados por los plenipotenciarios americanos para triunfar en la
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