En el Radicado ICANH-130-0159 del 11 de enero de 2013 el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) aprobó la propuesta de investigación en el Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo, Huila (PHEQ), mediante la Autorización de Intervención Arqueológica No. 3149, con el título "Arqueología preventiva a las obras civiles del Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo. Zona de reasentamientos humanos y aprovechamiento forestal del vaso del embalse". Se plantea efectuar una prospección sistemática y posterior rescate de evidencias arqueológicas en las áreas de polígonos de vivienda de reasentamientos humanos en el área de influencia directa del Proyecto Hidroeléctrico El Quimbo, realizar cortes en áreas en los sitios Q16 [La Escalereta], Q31 [San José de Belén] y Q67 [Remolinos] y llevar a cabo el monitoreo arqueológico durante el aprovechamiento forestal y demolición de viviendas en la zona correspondiente al vaso del embalse (5050 ha). Los trabajos de arqueología, se concentraron en el monitoreo y rescates a las obras civiles efectuadas durante la construcción de los centros poblados (Llanos de la Virgen, La Galda, Santiago y Palacio, Montea), los distritos de riego, PTAP y PTAR de los mismos, la ampliación de la información de los sitios Q16 (La Escalereta), Q31 (San José de Belén) y Q67 (Remolinos), el zanjado en La Cañada, el aprovechamiento forestal del vaso del embalse y el realce de Las Cuchas en la vía que conduce de La Jagua a Llanos de la Virgen. Lo concerniente al análisis bioarqueológico fue publicado en el libro "Vida y muerte en el sur del Alto Magdalena. Bioarqueología y cambio social" (Rodríguez et al., 2016). La síntesis de todos los resultados del análisis de los materiales, con nuevas fechas de radiocarbono y estudios especializados de suelos, polen, almidones, fitolitos y petrografía fue publicada bajo el título "Huila milenario. Paisajes, pueblos y culturas" (Rodríguez et al., 2018). Bajo la licencia No. 2396 (2011-2012) se habían adelantado trabajos de arqueología en San José de Belén (Q31, cementerio de Taperas), Ríoloro (Q49, Q55, Q59, Q60), Remolinos (Q67, cortes No. 1, 2, 3), Garañón (Q28), La Escalereta (Q15, Q17, Q18, Q21, Q16 en cortes 1, 2, 3) y Zanjón de Corinto (Q30), publicados en el libro "Arqueología en el "valle de la Tristura", sur del Alto Magdalena, Huila " (Rodríguez et al., 2012). Con la presente licencia 3149 se amplió la información en Q16 (La Escalereta, corte 4/5), Q31 (iglesia) y en Q67 (Remolinos, cortes 4 y 5). Como resultado de las labores de prospección, rescates y monitoreo arqueológico, se recuperó información de todos los períodos del desarrollo cultural del valle cálido del río Magdalena: Precerámico, Formativo, Clásico Regional, Reciente, Colonia y República. Se aportó sobre el patrón de ocupación durante estos períodos, se actualizó la cronología propuesta por varios autores con varias dataciones radiocarbónicas, y por primera vez en el Huila se abordó el tema de los patrones funerarios y condiciones de vida de las poblaciones prehispánicas de todos estos períodos. En total entre los cortes arqueológicos y los pozos de sondeo se recuperaron 292.187 fragmentos cerámicos, de los cuales 16.346 (5.6%) corresponden al período Formativo, 28.712 (9.8%) al Clásico Regional, 218.520 (74.5%) al Reciente y 28.069 (9.5%) son Históricos. Esta tendencia es muy diferente a la del Valle de La Plata, con una distribución de 8.8% (Formativo), 35.0% (Clásico Regional) y 56.2% (Reciente) para los períodos prehispánicos (Drennan, 2000: 55), indicando una disminución relativa de la población del valle cálido del río Magdalena durante el Clásico Regional y un crecimiento muy significativo en el Reciente. La población durante la Colonia decrece y retorna a los niveles del Clásico Regional, con una reducción cercana al 90%, que corresponde a la pérdida de la población indígena por el impacto de los maltratos, enfermedades y el desplazamiento forzado inducido por los conquistadores peninsulares. Se recuperaron casi 200 vasijas cerámicas de todos los períodos en muy buen estado de conservación, 31 piezas orfebres (que fueron entregadas al ICANH para su custodia), miles de artefactos líticos para todas las funciones domésticas de estas sociedades precerámicas y agrícolas, varios adornos corporales (cuentas de collar en concha marina) y casi 500 restos humanos. Igualmente, se recuperaron dos conjuntos de megafauna, un posible gliptodonte del Pleistoceno y una tortuga gigante. En el ámbito histórico se desvirtúan las posiciones de los cronistas sobre el supuesto estado de "barbarie, canibalismo y estado de guerra permanente" de los indígenas del Alto Magdalena, con base en el análisis de los restos óseos humanos. Igualmente, algunas consideraciones sobre el impacto del cambio social y temporal en las condiciones de vida de las sociedades del pasado. Finalmente, se aporta al tema de los orígenes de la población de esta región que resultó compartiendo un tronco ancestral común con los antiguos pobladores de los Andes Orientales. En fin, con los resultados de estas investigaciones arqueológicas el valle cálido del río Magdalena se posiciona hoy día como una de las regiones mejores estudiadas del Huila y Colombia. Sus productos generarán un impacto social en la actividad arqueoturística que es uno de los renglones económicos más importantes del Huila, en torno a la Cultura Arqueológica de San Agustín. Todo el material cultural se encuentra inventariado y embalado en guacales, bolsas y cestillas y fue entregado a la empresa Enel-Emgesa en el mes de agosto de 2018 mientras las autoridades locales junto con el ICANH deciden el lugar de su ubicación.