La seguridad y el riesgo se han convertido en el centro de cómo se planifican, construyen, gobiernan y habitan las ciudades en el siglo XXI. El libro se centra en el nuevo imperativo político para gobernar el presente en previsión de daños futuros. A través del trabajo de campo etnográfico y la investigación de archivos en Bogotá, Colombia, examina cómo los actores estatales trabajan para proteger la vida de los ciudadanos pobres y vulnerables de una variedad de amenazas, incluidos los peligros ambientales y la violencia urbana. Al seguir tanto a las agencias gubernamentales encargadas del mandato como a los sujetos gobernados por él, y revela lo que sucede cuando las lógicas de peligro configuran el terreno del compromiso político entre los ciudadanos y el estado. Los asentamientos autoconstruidos de la periferia urbana de Bogotá demuestran ser un sitio crítico desde el cual examinan el creciente efecto de la seguridad y el riesgo en las ciudades contemporáneas y la vida urbana.