Pensar el pasado recoge una serie de reflexiones sobre el oficio del historiador, en momentos en que las circunstancias políticas, socioeconómicas y culturales del país confrontan de modo imperativo al científico social.. el nuevo milenio asoma en un horizonte abierto y a la vez inclierto. Atrás han quedado los rígidos esquemas exluyentes, propios de los períodos dogmáticos. Hoy, se le plantea al historiador la elaboración de su discurso en el contexto de una amplia gama de expectativas y de opciones (temáticas, teóricas y metodológicas), que tienden abordar las más variadas manifestaciones de la vida humana en el tiempo y en el espacio. Esta apertura y esta multiplicidad del campo de investigación han puesto en escena, entre otros, problemas acerca de la unidad de la disciplina de la historia, de sus relaciones con las otras ciencias y de sus funciones en la diversidad cosical y cultural.