Desde la visión de la economía política Paul Singer se refiere a la ciudad dando las siguientes apreciaciones. Abandonando la distinción ecológico-demográfica formal antre las dos categorías, admitir un límite cualquiera, de tamaño de población o de densidad demográfica para distinguir el campo y la ciudad, sólo tiene sentido en una situación historica dada. Si el problema consiste, en cambio, en analizar campo y ciudad a lo largo de un período histórico, el criterio formal tiene que ser sustituido por una noción más amplia y multiforme. Esta noción debe ser a la vez política y económica, partiendo de una división de poderes y de actividades entre campo y ciudad. Así se puede admitir que el poder político nacional y regional tiene que tener por sede una base urbana. La ciudad, que alberga el poder como una de sus razones de ser, domina políticamente al campo, imponiéndole su autoridad y su ley.
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