Antes de la mitad del siglo XIX, los pobres de Bogotá fueron considerados un peligro para la salud de los habitantes. Después de las guerras de independencia los gobiernos republicanos se empeñaron en separar a los pobres de la sociedad de gentes. Con las prácticas dirigidas a separar a los pobres de los vecinos entró en vigencia una nueva concepción de la beneficencia pública, vigente hasta la década que se inicia en 1870. Antes de que el amparo a los pobres fuera destacado por el mundo del capital, y de que el saber médico advirtiera el destino de los necesitados con el recurso de los signos patológicos, el Hospital San Juan de Dios y la Casa de Refugio establecieron el modelo de la beneficencia pública
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