Para hablar de cómo ha sido percibida, sentida, escrita y reescrita la ciudad en la literatura, el autor parte de algunas quejas locales de manera presnetista, determinista y donde se cometen injusticias tanto con la literatura como con la misma ciudad. El autor profundiza en primer lugar, que la buena literatura es simplemente buena literatura, y que la ciudad es solamente un pretexto, en segundo lugar, tiene que ver con lo que Arguello ha llamado La queja por la falta de referentes míticos o concretos. La tercera queja tiene que ver con la idea del costumbrismo y la ciudad. De acuerdo con la definición generalizada, este ismo se caracterizaría por la narración y descripción del folclor, las costumbres y los diferentes ritos cotidianos de una región.
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