La conformación del territorio nacional como estado nacional unitario ha sido un lento proceso marcado por la diversidad étnico-cultural y geográfica de su interior. Los llamados territorios nacionales no participaron de la integración económica y cultural en el mismo momento que el norte y el centro occidente del país, lo que desembocó en una alternativa política inicial: encomendar el manejo, la subordinación de esas zonas a un cuerpo disciplinado y eficiente: las órdenes misioneras católicas
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