Puebla y Ciudad de México compartieron la necesidad de propiciar la creación de centros de enseñanza: a nivel primario las llamadas "escuelas de amigas", las escuelas pías, institutos seglares o las escuelas privadas atendían a los distintos estamentos sociales, incluidos los indígenas y las mujeres. Entre los manifiestos gubernativos correspondientes al ejercicio de autoridad de Juan Vicente de Güemez Pacheco y Padilla, II conde de Revillagigedo, destaca el reiterado interés que el virrey novohispano mostrara por la implementación de programas educativos ilustrados que acrisolaran en México al más preclaro ideal del Siglo de las Luces: el establecimiento y desarrollo de las academias
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