Narra la experiencia de trabajo entre los embera katío del Alto Sinú, durante los años 2003 a 2005, reflexiones para entender la situación crítica de las comunidades indígenas del Alto Sinú, en términos de sus derechos como pueblos indígenas. Comenta que la antropología ha participado de procesos que, a veces han fortalecido a las comunidades en el ejercicio de exigir sus derechos y a veces han hecho lo contrario. Considera que es importante que la antropología en Colombia vuelva sobre sus propios pasos y analice su historia, para reconstruir una disciplina que tiene la capacidad de aportar a las comunidades indígenas aunque las academias parecen querer olvidarse de esa dimensión de la disciplina
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