Entre los años 1886 y 1888, la cuarta pandemia de cólera azotó la zona central de Chile, muriendo sobre 28.000 personas en cortos períodos de tiempo. De ese trágico episodio de la historia del país sólo se tenían antecedentes documentales de corte histórico. Desde el punto de vista arqueológico se ha hecho referencia parcial sólo a un lugar de Santiago con víctimas de la enfermedad, conocido éste como cementerio de Coléricos. A raíz de la pandemia, se comenzaron a realizar importantes obras públicas de tipo urbano que apuntaron a mejorar las condiciones de salud pública de la población, todo ello documentado históricamente. Sin embargo, el aporte y evidencia de la arqueología en relación en relación a estos acontecimientos es muy limitado y ello, creemos, constituye una deuda por saldar. En el presente artículo, la conjunción de la investigación archivística histórica junto con la arqueología permite explorar los desafíos que, desde los puntos de vista teórico, metodológico y técnico este tipo de sitios ofrece a ambas disciplinas.
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