Este trabajo aborda el problema de la "autenticidad" en el proceso de recopilación de los cantos populares. La tesis principal es que son los propios recopiladores quienes, de acuerdo con un canon construido culturalmente a partir del romanticismo, deciden qué es lo popular o no, convirtiéndose así en garantes o guardianes de lo "auténtico" y de la "tradición". El texto elegido para mostrar la importancia de ese canon en el papel desempeñado por los recopiladores de folklore en España procede de un trabajo -pionero entre las encuestas de campo sobre el romancero- que fue publicado en 1885 por Juan Menéndez Pidal. Del análisis del mismo se deduce que la concepción de la "tradición" y lo "tradicional", a la que aún hoy tanto suelen invocar los folkloristas, es una invención -históricamente bastante reciente- de fuertes implicaciones ideológicas y transcendentales repercusiones sociales y políticas
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