Las dos grandes ciudades rioplatenses (Buenos Aires y Montevideo) sufrieron una serie de rápidos cambios económicos, sociales y culturales desde 1880 en adelante. Al amparo de los procesos políticos que pusieron fin a la luchas civiles, la actividad literaria e intelectual comenzó a consolidarse y a adquirir características rentables. Los grandes diarios sociales más que de partido y la aparición de revistas ilustradas contribuyeron a la formación de un inédito público lector. También el sistema literario se tornó complejo, tanto por la novedad modernista como por la aparición de cancioneros compuestos en diversas jergas, que se vendían en las calles. La producción de Julio Herrera y Reissig, Roberto de las Carreras y Horacio Quiroga, sirve para ejemplificar tres actitudes divergentes de relacionarse con el público en esas circunstancias
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