En teoría, un Estado que pasa de un régimen político autoritario a un régimen democrático y de una economía de mercado, debería constatar una disminución de su nivel global de corrupción. La reputación de la democratización es la de tener un efecto negativo sobre la corrupción. Diversas son las razones que explican este hecho: independencia de poder judicial, libertad de prensa, imputabilidad de los servicios públicos, transparencia en las decisiones y los procedimientos políticos. De igual manera, la liberación económica, asociada al establecimiento de reglas uniformes y claras, poniendo fin a monopolios e introduciendo con prioridad la concurrencia, tiene la reputación de disminuir la incitación a la corrupción. Este principio corroborado por observaciones empíricas, es también, la conclusión a la que llegan Andes y Di Tella: " Los efectos de la apertura (la parte de importaciones en el producto interior bruto) sobre la corrupción son a la vez negativos e importaciones".
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