Este artículo hace una descripción etnográfica contemporánea del tatuaje, desde una perspectiva conceptual que prioriza el sentido de práctica, de las interacciones y de las experiencias vividas durante el proceso de tatuarse. Esta reflexión intenta reconstruir una visión holística del tatuaje que abarca el mundo subjetivo de los actores, así como la dinámica social que hace parte de ese acto. Las principales conclusiones son: El surgimiento de una nueva normalidad estética y vivencial en el seno de la sociedad Occidental y la configuración de la nueva subjetividad de los tatuados, entendida como un proceso interactivo, innovador, emotivo y reflexivo, en el que el cuerpo se convierte en forma de expresión y construcción del sujeto.
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