Análisis comparado de dos grandes figuras de la Europa moderna que fueron Olivares y Ruchelieu, y nos demuestra que fueron más semejantes -y más equilibrados en méritos- de lo que se acostumbra a suponer. El análisis va más allá de los hombres, a las formas de organización política, para atacar el tópico que da por sentado que el estado centralizado francés prefiguraba la forma de organización del futuro y tenía superioridad sobre la fragmentada monarquía de los Austrias. El autor ilumina con ello la historia del absolutismo y nos aporta nuevas perspectivas sobre el nacimiento del estado moderno