Entre los legados más interesantes de los antiguos pueblos civilizados del territorio mexicano están los códices, los cuales permiten, como ningún otro material, mirar dentro de los conceptos intelectuales y religiosos de sus autores. Hoy en día el contenido de la mayoría de estos códices están explicados, aunque en parte sólo a grandes rasgos. Esto fue posible porque existen interpretaciones que datan de poco después de la Conquista, así como otras fuentes contemporáneas que, sin embargo, a causa de su origen variado, no siempre se pueden hacer concordar. La existencia de la clave para la interpretación hizo que el inventario, el análisis y la evaluación del material pictográfico ofrecido en los propios códices retrocediera más, de manera natural, a un segundo plano. Esto completamente sin razón, ya que el desciframiento o la exégesis de series desconocidas de signos o de imágenes presupone, por método, el inventario de éstas, aun en el caso y aunque sólo sea para llevar un control de que por otro lado se facilite una penetración en los "textos". Pero el control es particularmente importante, incluso imprescindible, cuando existen solamente interpretaciones parciales, como en los códices mexicanos, a partir de las Cuales se pudo descubrir apenas una gran parte del contenido de los códices.