Durante el siglo XIX se desarrolló en el ámbito de las denominadas "Ciencias Sociales" un concepto de identidad colectiva-o etnicidad- como extensión del de cultura, que ha permanecido vigente hasta la actualidad. Las poblaciones humanas han sido definidas y catalogadas en su distintividad desde el reconocimiento de un conjunto de "rasgos" culturales compartidos. El objeto central de la investigación ha sido constituido por la descripción y comprensión de los mismos, desde la comparación con otros rasgos conocidos o a partir de las variaciones surgidas en el contacto de la población con el medio natural o con otros grupos humanos. Desde esta perspectiva, la identidad colectiva ha estado determinado por la disposición de una serie de características reconocidas como peculiares. En este estudio sobre los hispanos de las montañas Manzano, la etnicidad va a entenderse desde la nueva posición teórica adoptada por un sector de la comunidad académica -sobre todo estadounidense-a partir de los estudios de F. Barth (1976) en los países nórdicos y E. W. Said (I979) en Oriente. La identidad colectiva deja de apoyarse en la concepción ontológica de la cultura, adquiriendo una configuración que J. Klor de Alva (1992:457) ha sistematizado desde la confluencia de tres perspectivas: "l. en términos relacionales, en vez de esenciales; 2. como una reconstrucción parcial y continua, resultado del desarrollo de los procesos históricos, en lugar de una totalidad unificada, y 3. como un fenómeno sujeto a una constante negociación y reinvención que, por tanto, es contingente e inestable sin llegar a adquirir nunca autonomía y estabilidad"