Incluye bibliografía en páginas 81-85.

Los vestigios relacionados con caminos en esta zona del Valle de Aburrá, han presentado generalmente dificultades en el registro arqueológico, toda vez que muchos de ellos han sido fuertemente alterados y destruidos sin ningún tipo de registro arqueológico, pero tan bien han sido objeto de reestructuraciones arquitectónicas y cambios en el uso cultural, lo cual los ha puesto en entre dicho de cierta forma, como es el caso del camino de Corrales, en el informe de prospección realizado por Ospina (1999) en el cerro Quitasol, un trabajo etnográfico relata que la familia Jaramillo, antigua propietaria del cerro, se atribuyó la construcción del camino de Corrales y las estructuras líticas, sin embargo en una observación detallada, el camino muestra distintas técnicas de construcción, rocas diferentes en distintos lugares y variaciones en la anchura de la calzada, además al seguir su trazado más allá de la finca donde finaliza, se observa un vestigio de camino, menos elaborado, con rocas más dispersas y más angosto. Esto último permite pensar que el camino ya existía y que fue renovado a principios del siglo XX para mejorar el acceso a esta finca. El área de estudio que fue abordada en esta investigación, está cerca del llamado "camino antioqueño" (localizado dentro de la urbanización Norteamérica a unos de 500m al nororiente), denominado así en la literatura regional a partir de la memoria oral, ya que o se ha hallado registro histórico que dé cuenta del mismo. Infortunadamente no se conoce estudio de arqueología preventiva al interior de esta urbanización, que aún está en construcción. Además se debe tener presente parte de esa red de caminos mencionada por la Corporación GAIA en 2006, algunos de los cuales se localizan en inmediaciones del Cerro Quitasol. No obstante lo anterior, el trabajo de prospección dio como resultado que el área de estudio no presentó evidencias arqueológicas y su potencial es bajo, todos los pozos de sondeo realizados fueron negativos, al igual que la limpieza de perfiles y las inspecciones superficiales. No se observaron caminos, vallados o estructuras en piedra de interés arqueológico; el único evento de carácter cultural registrado consistió en una adecuación en piedra muy superficial, cuyo análisis permitió asociarla de manera rigurosa con obras modernas realizadas por el ejército en la zona a modo de acceso a las trincheras y campamentos para sus actividades militares, lo cual se observó claramente mediante la limpieza superficial de la manga que había crecido sobre la adecuación y que además permitió ver su forma constructiva moderna con rocas separadas entre sí, mezcladas con lozas de concreto, fragmentos de baldosa, vitrificado, fragmentos de abobe y grava, a lo que se suman fibras plásticas de costal bajo algunas rocas y la orientación del sendero hacia una de las trincheras.

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